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Pedro González
“Gallardo se propuso que en dos o tres años la mayoría sea del club”
Pedro González, captador desde hace diez años en River, está entusiasmado con el proyecto del Muñeco y cuenta que si consigue a un chico que queda, lo festeja: “Es un gol y a veces lo grito”.
-Sos captador en River desde hace diez años, pero la pandemia te cambió la rutina de trabajo, Pedro.

-Exacto. Ahora no puedo viajar. Miro los videos de WhatsApp que nos mandan. Y se me está haciendo difícil la verdad, porque muestran lo mejor del chico pero no lo peor. El verde césped dice todo.

-¿De qué edades buscan talentos?

-Este año, de la categoría 2006 hasta la 2014. Pero si veo un pibe de cinco años que juega bien, yo lo traigo. Aunque siempre el que define es el entrenador.

-¿Y antes de la pandemia cómo hacías?

-Si podía viajar todos los días, lo hacía. Porque a este trabajo lo hago con pasión. A veces en ese pueblito que no te dice nada encontrás al jugador que buscás. Y si consigo un jugador para River y queda, soy feliz. Es un gol, a veces lo grito.

-¿Cuántos trabajan en captación?

-Somos tres equipos de dos personas cada uno. Y nos repartimos el país en Sur, Centro y Norte. Después, en Infantiles hay más y están en todo el país. Donde hay un torneo, está River.

-¿Y cuántos pibes ves por año, aproximadamente?

-Cada vez que vamos a un lugar nos presentan en promedio 400 chicos. Ya perdí la cuenta de cuántos vemos anualmente, pero debemos estar en los 18.000 chicos. Y de esos, como mucho queda el 1%. Por suerte, River está muy bien posicionado en todas las categorías.

-Desde que Gallardo​ tomó la iniciativa de hacer resurgir las Inferiores, ¿qué cambió?

-La captación estaba medio neutra hasta que llegaron Gustavo Grossi y Daniel Brizuela. Se planificó de manera extraordinaria la parte de Infantiles también y logramos que en todos los rincones del país haya gente de River. Nuestro entusiasmo es encontrar a “el” jugador para River. Y Gallardo, que organizó todo, está muy entusiasmado. Cambió mucho porque aparte de venir con entusiasmo, el Muñeco se pone a ver a los pibes. Eso es un aporte más porque él mismo se encarga de observarlos. Él se propuso que en dos o tres años podamos tener mayoría de jugadores del club y no comprarlos.

-Ese es el objetivo…

-Es su objetivo. Y me parece bárbaro. Estamos al pie del cañón con él. Sus mensajes son muy buenos y productivos, además de que te dan unas ganas bárbaras. Nuestro compromiso es darle todo lo que necesita. En River somos una familia.

-De los jugadores que hoy están en Primera, ¿a alguno lo probaste vos?

-A Martínez Quarta y a Cristian Ferreira. Después hay otros que ya se fueron o que ahora están en Reserva.

-Cambió bastante el contexto con respecto a tu época de jugador. ¿O no?

-¡Pffff! Obvio. Hoy los chicos llegan del Interior y los recibe un nutricionista que les dice cómo y qué comer, cuando nosotros comíamos chorizo, morcilla o no sé cuántas cosas más que no debíamos. Tienen colegio, gimnasio, contención con los profes. Todo eso en nuestra época no estaba.

-En los pueblos te deben pasar cosas bizarras, también…

-¡Qué no! Una vez, en un pueblito de no más de 1.000 habitantes, intentamos ir a tomar un café porque habíamos llegado temprano. Pero no había absolutamente nada. Entonces, fuimos a la cancha una hora antes y nada. Pensé que en dos partidos liquidábamos el asunto. Aunque faltando media hora, empezaron a llegar las Traffic llenas de jugadores de los alrededores, una cantidad tremenda. Y ahí pregunté si íbamos a llegar a ver a todos, porque la cancha no tenía luz. En una de ésas llega el presidente a preguntarme si quería que le tirara agua a la cancha, que era pura tierra... “Nooo” -le dije- “que me coma el polvo. Yo vine a buscar jugadores”. Y llegamos justo a ver a todos.

-No podés dejar a un chico sin probar.

-¡No se puede dejar a un chico sin probar! ¡No se puede! Mirá el caso Gallardo, que casi se va antes de que lo probaran. He estado hasta cerca de 24 horas en una prueba de 1.500 chicos, ja, ja...

-Contales a los que no saben, ¿cómo es una prueba?

-Ya está todo preparado en los clubes, ellos arman los equipos. Los tiempos se van manejando dependiendo la cantidad de chicos. Generalmente son partidos de no más de 20 minutos. Pero al jugador diferente con tres minutos le alcanza. Igual, damos todo el tiempo por respeto a los que vinieron. Y después, cuando me gusta uno, lo traigo. Hablo con los coordinadores, se queda una semana y ahí lo vemos tranquilos.

-¿Y qué tiene que tener un jugador para que lo lleves a River?

-El rasgo principal es el gesto. O sea, cómo corre, sus movimientos, la gambeta, que lo demuestra enseguida. A veces por cómo camina yo digo “opa, no lo perdamos de vista”. Después, la inteligencia: que reciba y ya tenga su forma de resolver. Su técnica, que controle la pelota y levante la cabeza, lo que lo hace a un jugador interesante. Y su carácter, que es cuando se hace dueño de la pelota y la pide. Eso te marca la personalidad.

-Sea una semana para la prueba en el club o cuando quedan, según Gallardo la educación es central.

-Totalmente. Trabajan desde el estudio hasta cómo comer, cuánto descansar…

-¿Los pibes saben quién sos? ¿Que jugaste en River entre 1975 y 1981 y ganaste siete títulos?

-Ellos, seguro que no. Tal vez sus papás o algún abuelo les cuenta...

-Menos deben saber que en la Bombonera te pasó algo particular en el 77…

-Ja, ja, sí. A una fecha del final del torneo, ganamos 2 a 1 con un gol mío en la última jugada, que nos dejó casi campeones. Gatti salió hasta mitad de cancha, no me paró nunca y me fui solo. Y después se metieron los hinchas al campo de juego y me llevaron en andas por la Bombonera. Fue una emoción enorme. Me tenían que haber dejado ahí como con un monumento...

-Esos seis años del ciclo Labruna se caracterizaron por muchos torneos locales pero ninguno internacional. Todo lo contrario al de Gallardo

-Sí, nos faltó la final de la Libertadores. En el 76, cuando perdimos con Cruzeiro en un tercer partido, llegábamos mejor física y futbolísticamente pero tuvimos cinco jugadores de la base menos. No tener a Fillol​ ni Perfumo pesó. Ayer, hoy y siempre voy a sostener esto: si tenés que jugar una final, que esté el equipo completo.

-¿Y cómo vivía ese plantel la dicotomía entre el reinado local y las frustraciones internacionales?

-Mal. Ese partido en Chile con Cruzeiro era el partido que teníamos que ganar. Era para nosotros. Sin las ausencias, éramos mejores que ellos. Pasa que dimos ventajas. Es un dolor que mantengo hasta ahora...

-También, ese equipo del 75 que corta los 18 años sin títulos fue el puntapié de todo lo bueno que vino después.

-Para todo, sí. Nos sacamos una mochila. Además, fueron siete campeonatos prácticamente seguidos. Los que vinieron después jugaron con más libertad, pero eran equipazos, como el del 86. Tenían todas las condiciones para ganar.

-¿Y por qué muchas veces no se tiene en cuenta a ese ciclo entre los mejores de la historia?

-Y, pasó mucho tiempo. La gente se acordaría del 75 si River no hubiera ganado nada. Pero no se olvidan, pasa que hoy se está disfrutando mucho, je.

-¿Te animás a ponerle un puesto en la historia?

-Fue un gran equipo. Si hoy Gallardo necesitara uno, entraría tranquilo. Un Alonso, un Jota Jota, un Perfumo, un Fillol, un Luque podría jugar sin problemas en este gran equipo del Muñeco… Había varios de Selección y campeones del mundo.

-¿Y del plantel actual quiénes podrían haber jugado en aquel equipo?

-Muchos. A mí me gustan especialmente Scocco, Suárez y Pratto. Pero lo que hace este equipo, mamita.


Martes, 2 de junio de 2020

 
 
 
 
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